CT, empresa de ingeniería líder en innovación tecnológica a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, tiene como objetivo participar en una decena de programas de reactores de cuarta generación que ya están en marcha en todo el territorio francés durante los próximos años. La compañía apuesta por descentralizar la producción de electricidad mediante el desarrollo de pequeñas plantas nucleares de distinto tipo: reactores de alta temperatura, de neutrones rápidos o de sales fundidas.
Los reactores avanzados modulares (AMR, por sus siglas en inglés) o de cuarta generación, representan una solución versátil y sostenible para satisfacer las necesidades energéticas locales, desde el abastecimiento de pueblos remotos hasta zonas industriales e instalaciones científicas. Además, su producción en serie en fábricas los posiciona como una alternativa accesible para países en desarrollo.
En estos proyectos, CT aportará su vasta experiencia a lo largo de todo el ciclo de vida del producto: desde la definición y certificación, hasta la industrialización y soporte producción y provisión de medios industriales. Gracias a su dominio en ingeniería mecánica, eléctrica, de sistemas y procesos, CT pretende convertirse en un socio clave para la estandarización y producción en masa de estos reactores, lo que reduce los costes y plazos de implementación.
Según Rudi Zammataro, experto en Industrial Facilities & Equipment de CT: “Los reactores modulares permiten adaptar la producción de energía a la demanda, reduciendo los costes del sistema eléctrico. Además, producen electricidad baja en carbono y minimizan el impacto ambiental al estar cerca de los consumidores”.
Menor impacto medioambiental y mayor flexibilidad energética al acercar la energía a los consumidores
Los AMR, también conocidos como reactores modulares pequeños (SMR por sus siglas en inglés) ofrecen flexibilidad al adaptarse a la demanda energética y acercar la producción de electricidad a los consumidores, lo que reduce la necesidad de mejorar la red eléctrica y disminuye significativamente los costes del sistema. Además, al igual que las plantas nucleares tradicionales, producen electricidad baja en carbono con un uso mínimo de terreno, disminuyendo el impacto de las líneas de transmisión de alta tensión.
Desde CT apuestan por esta alternativa también por sus ventajas económicas. Gracias a la producción en serie y la prefabricación, los SMR controlan costes y plazos, reduciendo gastos de construcción y permitiendo una rápida puesta en marcha. Algunas tecnologías de SMR también pueden utilizar desechos nucleares o combustible gastado, contribuyendo a la gestión de residuos, mientras que sus sistemas de enfriamiento pasivo mejoran la seguridad y minimizan los riesgos de accidentes. Todo ello reduce la necesidad de almacenamiento de energía y optimiza el coste del sistema energético global.
Desafíos actuales
No obstante, esta tecnología que viene a revolucionar la generación de energía limpia, tiene que enfrentarse todavía a varios desafíos. Estos incluyen la necesidad de apoyo gubernamental a largo plazo, con programas de financiación estables, y fortalecer la cadena de suministro mediante capacitación y colaboración entre constructores, subcontratistas y reguladores. Por otro lado, la gestión del combustible nuclear gastado es clave, ya que los SMR pueden reducir los desechos a largo plazo.
Una fuente de energía confiable y sostenible para el futuro
Los AMR contribuirán sobre todo a reducir los costes del sistema energético futuro. El coste de los AMR varía entre 300 millones y 3 mil millones de euros por unidad, dependiendo de la capacidad del reactor. Aunque más caros que las renovables en términos de construcción y operación, ofrecen ventajas en estabilidad y flexibilidad, especialmente en contextos donde las energías renovables requieren costosos sistemas de almacenamiento y transporte.
En conclusión, los AMR, con su diseño modular y enfoque sostenible, tienen el potencial de transformar el panorama energético global, especialmente en regiones con necesidades energéticas específicas o infraestructuras limitadas. “Desde CT queremos estar a la vanguardia de esta tecnología, para ofrecer una solución energética sostenible, flexible y accesible, capaz de integrarse en un sistema energético global bajo en carbono y de adaptarse a las necesidades del futuro”, explica Rudi Zammataro.